Para que nuestros hijos vivan los días felices de manera feliz… y soportables… los días insoportables…
Por Andrea Pierantoni
Si todos los seres humanos recibieran un abrazo diario en la vida, no tendríamos tanta gente insegura ni enferma y reafirmamos la confianza de nuestros propios sentimientos. En este país, vivimos corriendo para no llegar tarde al trabajo, para dejar a los niños en el colegio, luego para recogerlos y también para llevarlos hacia sus diferentes actividades… y poder cumplir con todos los compromisos que nos demanda la vida. Pasamos los días llenos de estrés tratando de robarle horas al día y minutos a horas. La mayoría de las veces, queremos lo mejor para nuestros hijos y pensamos que estamos haciendo lo mejor por ellos. Pero a veces, se nos olvida que lo que más necesitan nuestros hijos, es el contacto físico, sentir que somos de ellos y que ellos, son muy importantes en nuestras vidas. Recuerdo que mi madre siempre estaba apurada y corría para que llegara yo a tiempo para cumplir con mis responsabilidades, pero cuando me dejaba en la escuela, o en la academia de baile, siempre me estrechaba entre sus brazos y me besaba fuertemente. Eso bastaba para que estuviera feliz el resto del día. Dicen que para sentirse bien, todos necesitamos mantener contacto físico y que una forma de lograr esa aproximación es a través del abrazo. Cuando por alguna razón no encontramos las palabras adecuadas para expresar lo que sentimos, el abrazo llega a cubrir esa necesidad del alma, porque cuando nos tocamos y abrazamos llevamos vida a nuestros sentidos. Si todos los seres humanos recibieran un abrazo diario en la vida, no tendríamos tanta gente insegura ni enferma y reafirmamos la confianza de nuestros propios sentimientos. Algunas personas aseguran que la mejor medicina que existe para combatir el dolor, la tristeza, la depresión y la ansiedad, es un simple abrazo porque quienes se estrechan en un abrazo, experimentan alteraciones psicológicas positivas a tal punto, que acrecienta la voluntad de vivir en los desahuciados. Por esa razón, si usted ya es padre o madre, recuerde abrazar a sus hijos y dígales cuanto los ama, porque cuando con nuestros brazos rodeamos el cuerpo de nuestros seres queridos, podemos llegar a obrar realmente milagros de vida. Los profesionales han comprobado que un abrazo brinda seguridad, porque todos necesitamos sentirnos seguros y quienes no lo consiguen actúan de forma ineficiente y declinan sus relaciones interpersonales. También aseguran que un simple abrazo brinda la sensación de protección a todos los seres vivientes y que da confianza y que ésta, nos hace avanzar cuando el miedo se impone a nuestro deseo de participar con alegría, entusiasmo y energías en los cotidianos desafíos de la vida. Por eso, enfatizamos que hay que abrazar a los niños, para que lleguen a la vida adulta, sin tantos problemas psicológicos como los que existen en la actualidad con muchos adultos. El contacto físico aparte de ser agradable, es muy necesario para el bienestar emocional y físico, a tal punto que abre la puerta a los sentimientos, logrando hacer más felices los días felices y soportables… los días insoportables. Para que todos los miembros de una familia puedan vivir felices y funcionar como una verdadera familia, hay que saber manejar el fenómeno del estrés y no permitir que el mismo forme parte del hogar. Los pequeños no tienen capacidad para comprender ni asimilar los problemas de los adultos. Por eso, aprendan los padres a comportarse como tales, a resolver sus conflictos fuera de los oídos de los niños y bríndenles muchos besos, pero sobre todo: abrazos. El contacto físico, acompañado de frases como: te quiero mucho, eres muy importante para mí, acompañados de calidad de tiempo, obrarán milagros en su hogar, porque después de todo, la familia… es algo más que costumbre.